Allá por las mañanas
cuando abro mis ojos
se me escapa el pensamiento
donde habitan mis recuerdos.
Prendidos están de las montañas
se asoman por las ventanas
donde aprendí a amar la vida.
El verdor de los campos
y las fuentes cantarinas
me susurran al oído
retazos de mi infancia
donde fui amada
al abrigo de mi hogar.
Vegas, prados, ríos
esconden mis amores
de entonces
lugares a los que regreso
para cicatrizar mis heridas.
Un repique de campanas
anuncian fiestas
y duelos
es la ley de la vida.
Por la calle sube la gente
con enorme algarabía.
Huele a fiesta
y a notas musicales de pasacalle.
En la plaza
bailan los enamorados
y los pobres, y los ricos...
al compás de sus sueños.
En un viejo corral
se ha parado el tiempo.
Una figura femenina
se asoma a la puerta
lleva en su delantal
fantasía de colores.
Una niña enamorada
canta una canción
en el parque
mientras un pajarillo
la observa.
La vida fluye
a la orilla del río
la corriente
se lleva mis sueños
y mis recuerdos.