Son cortos los días,
se escapa el tiempo.
Se marchitan las margaritas
en el prado
y puedo escuchar el llanto de los chopos.
Mis pasos se han vuelto torpes
a la orilla del río
se aferran a la vida
intentando esquivar la muerte.
El sol se despide en la tarde
y también los amigos
para siempre.
El tiempo,
ladrón de sueños
y amaneceres.
Recojo mi llanto
en mi regazo herido
como un niño, huérfano
esperando un mañana.
Volverá la Primavera
después del frío invierno
desafiando tormentas
arañando conciencias.
Desnudos los árboles
al llegar el Otoño.
Mi corazón se refugia
en el beso del sol en el Verano.
Y mientras tanto
el tiempo,
¡corre!
¡Vuela!