Ventanas
desde donde observo el mundo
de adentro, hacia fuera
y cobijo mis miedos
hacia el exterior
Ventanas
celosas de intimidades humanas
al resguardo de curiosos
desaprensivos
de miserias ajenas.
Ventanas
que guardan secretos
de amores y desamores
perdidos en el tiempo
y que aún palpita su alma
en las viejas paredes
de caserones deshabitados y fríos.
Ventanas
con sabor a despedidas
y desgarros del alma
perdidos en horizontes lejanos
dejando atrás
corazones rotos.
Ventanas
abiertas a la luz
y la belleza más pura y genuina
de la vida
atalaya donde acunar esperanzas nuevas
que trae el viento
impetuoso.