Momentos
en los que mi alma calla
atrapando silencios
dormidas las palabras
en mi regazo.
Cobijándose del ruido
vacío y necio
en tardes de estío
sedientas de verdad.
Donde lo sublime
embarga mis sentidos
con la complicidad
del viento
dejando pasar las horas
lentamente
sin querer despertar.