Se caen ídolos de barro
se vienen abajo pedestales
se remueven montañas
y van al abismo
viejos amores
encumbrados de ternura
tan falsos como la codicia.
Se abren heridas
difíciles de restañar
poniendo distancia
entre los afectos
más puros e inocentes.
Porque los ídolos
son eso
nada más que ídolos
mentirosos y huecos
de sentimiento alguno.
Ídolos
que un día fueron parte
de ti mismo
en lo más alto del alma
y que hoy forman parte
de tu pasado más negro.