sábado, 6 de enero de 2018

DOLOR



Se me aprisiona el alma
con un dolor sutil
que quema mis extrañas
doloridas y exhaustas
por la vida.

Se mece mi pena al compás
de la tarde sin horizonte
Cabizbajo,
camino por el sendero
dejando en los surcos mi amargura.

Mientras, el dolor
se hace más y más lento
recóndito
allá, en el fondo
donde solo yo habito.

Negros nubarrones
despiertan temores
del pasado
que creía muertos
fantasmas
burlones y asesinos.

Su peso me impide mirar
hacia la luz
donde habita la esperanza
y aunque quiero
agarrarme a ella
mi dolor me impide
alzar mis manos.

De nuevo me aprisiona el alma
siento una vez más
como el filo de un puñal
que rompe
que rasga.

Pobre de mi
si no hubiera
un mañana.