Libre al fin
se atrevió a cruzar más allá de sus miedos
Se pudo escuchar su grito
desgarrador
al caer la tarde.
Llevaba prendido
su desencanto
su dolor
su angustia...
Soplaba el viento en la alameda
y se atrevió a besar su cara
con un requiebro de amor silencioso.
La luz salió a su encuentro
y la colmó de caricias nuevas
hacia la libertad.
La risa brotó de sus labios
largo tiempo contenida
Una explosión de belleza misteriosa
recorrió su cuerpo marchito y triste.
Sus pies descalzos
corrieron hacía la libertad
dejando atrás todo el dolor acumulado
libre, libre, libre...