Se ha vestido la tarde de amarillo
Un pajarillo tiembla en una rama.
Mis pasos bailan,
por un camino pedregoso.
La tierra me abraza
y me grita.
¡No cierres tus oídos!
¡Ni los ojos!
La maldad se ha desatado
por los campos.
Un erial amenaza la cosecha
acecha el miedo.
Paisaje sordo y mudo
terrenos baldíos
de manos generosas.
Se marchitan los sueños de los pobres
seducidos por la maldad humana.
Paisajes en amarillo
el color de la energía.
El llanto del río
se funde con mis lágrimas.
Los prados mueren de nostalgia
la cobardía anida en los corazones.
Raíces amargas
van tomando forma por los caminos.
Las flores marchitas
se ahogan en su pena.
El aíre frío me atrapa,
me hiela el alma.
Allá en el horizonte
los abrazos de los hombres
se funden con el paisaje.
Aún hay luz para caminar
antes de que sea tarde.