Para curar heridas
he vuelto a los verdes prados
donde se mecen las amapolas
al compás del viento.
Mis recuerdos dormitan
a la hora de la siesta
y no quiero
despertarlos.
Allá, donde solo yo habito
están ocultos.
Escondidos bajo tierra
a buen recaudo
de miradas curiosas.
Para curar heridas
he vuelto a sonreír
después de liberarme
y reencontrarme de nuevo.
Mi dolor flota en las nubes
y se aleja.
Quiero liberarme de él
para siempre.