¿A donde van los libros cuando muere su dueño?
Se quedan huérfanos de amores
sin el calor del tacto de los dedos
sin la curiosa mirada al pasar cada página.
Soledad en la estantería
alineados, uno tras otro
apoyándose
mientras pasan las horas
lentas.
Huérfanos
que viven su duelo
antes de ser acogidos
por otras manos.
La esencia de su dueño
se quedó prendida
en un susurro
y aún se puede sentir.
Añorando días de sol y luz
en el regazo
en el parque.
Recorriendo paisajes
en maletas repletas de sueños
o en noches de insomnio.
Oscuras sombras
se ciernen sobre ellos
temerosos de caer en la basura.
Pero siempre hay almas bellas
amantes de la letras
ladronas de libros
que cobijan a huérfanos tristes y solos
y les dan vida.