Se mece en mi regazo
al compás de mis sueños
se balancea en el leve susurro del viento
al caer la tarde.
Efímero ladrón
que roba mis días
y me esclaviza el alma
mientras camino.
A veces solo queda el lamento
y los recuerdos
retazos de atardeceres furtivos y lejanos
besos y risas
llanto y desconsuelo.
Allá en el horizonte
se acerca la noche de la vida
se estremece el corazón marchito.
Quisiera retornar
al claustro materno
y volver a nacer
donde anida la esperanza.